Un velo color turquesa cubre la boca y descubre los ojos de la sotadera que ha recorrido el largo camino que separa Córdoba de León. Su mirada severa decide y elige cada año las cien doncellas que habrán de acompañarla en su viaje de vuelta. Ni una más, ni una menos, cien son las doncellas jóvenes y temblorosas que dejarán su hogar para vivir en el califato de Córdoba. Cien doncellas convertidas en tributo por la promesa de un rey al que no conocen. Cien doncellas conducidas por una sotadera que cumple las órdenes de un califa al que tampoco conoce.
En el año 844 otro rey que las cantaderas (así llamadas las cien doncellas) desconocen pero los libros de historia recogen, Ramiro I de Asturias, se enfrenta con el príncipe omeya Abd al-Rahmán en la batalla de Clavijo. Dirán los contemporáneos que fue una lucha sin igual pero se debió de parecer bastante a muchas otras, tanto que hasta el apóstol Santiago, gran aficionado a aparecerse en las batallas cristianas ayudó en el desenlace. La victoria trajo la supresión del tributo.
Las doncellas vivieron felices y comieron cocido maragato pero la sotadera ya no supo qué hacer dentro del califato. Buscaba muchachas cristianas que quisieran instruirse en la cultura musulmana, indagaba si existía todavía en algún lugar del mundo musulmán tributos de doncellas a las que ella pudiera dirigir, incluso quiso enseñar a las ya musulmanas a ser más musulmanas pero ninguno de sus proyectos fue a buen puerto. Al final el califa harto de tanto ruido en torno a la ex-sotadera decidió nombrarla asesora en asuntos cristianos, un cargo inventado y sin ninguna relevancia que la mantuvo ocupada el resto de su vida laboral.
Es un relato histórico interesante, estuve en León en noviembre recorriendo esos claustros y allí supe del rey Ramiro I, de las apariciones del Apóstol y del destino de las doncellas. Gracias por plasmarlo en detalle.
Un saludo desde Argentina.
Excelente pincelada; y un lujo de ilustraciones. Saludos
Cuantas cosas nuevas aprendemos
Gracias 😉
Una historia muy interesante.
Gracias por compartir.
Un abrazo…